mientras duró ese segundo
Lo habitaron todas las esperas
Todas las cortinas
se entreabrieron
para ver llegar
tu ausencia,
para verme partir
puteándote en silencio
(En su casa está mi abrigo
y mi guitarra
Quemo mis naves,
mis agendas...
Apunto el beso
más certero
a tu sonrisa
y escondo mi cara
en su pecho)
Me siento latir,
doy fe de viva
entre los muertos.
Pero ahí vas,
mintiendo como un niño.
Vulnerable.
Aferrado, por si acaso,
a este secreto.
Cauterizo mi herida
más profunda
Sólo la inmensidad
supo de este vacío
de playa
desgreñada y salina,
de mar amado y solo
Y ahí me pierdo
de vez en cuando
si me viene en gana escribirte...
Desnuda el alma,
absurda remitente
"Déjale partir" Foto: aNaNeGrA