Nunca
ese dolor
se me vio
en la piel.
Escondida
a los ojos ciegos
de los sordos
que se tapan
la boca
con tal
de no brindar
una caricia.
Nunca
una sonrisa
fue tan libre
de mostrar
los dientes.
Para
que me olvide
del todo.
Si en su ausencia
tuve que vivir
ausente
y haciendo señas.
Inútiles.
Con hambre
y ahogada
en un llanto seco.
Recordando
lo que no se debe
en momentos
como éste.
Donde
me siento feliz
si olvido
la culpa
por un rato.
1 comentario:
Y que.. hay ausencias dulces dolores,que se prenden del lado soleado del alma.. bonitas palabras, dejo huellas que le viento ni la espuma puedan borrar.No giraré ninguna de las páginas que ya fueron en su día giradas por otra mano quizá. El propósito reside en la página de hoy, de este atardecer de oro y rojos anaranjados sobre ese cielo de planicie elevada. ¿A qué altura del mar estará Madrid?. Almorcé solo, no por deseo. Salté al bruñir platos, vasos, escoger fotografías de obras para mostrar a una interesante galería. Decido afeitarme por la tarde porque esta mañana un labio indeciso me lo impedía.
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