de mi nombre
te escribía
caricias
en la espalda
Debí saber
a tiempo
que no es
necesario
adivinar
lo que se calla
si se grita
impertinente
con los ojos
Debí hurgar
la herida
anestesiada
que aún latía
tercamente
Y corrí
rompiendo
charcos
Destruyendo
sombras
Liberada.
Ahora
presa
en esta hoja
me desvivo
por morir
bien viva
Quemando
los dibujos
de tu rostro
Te llamo
suelta
de mí.
Y te hago
callar
con un gesto
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