Añoro el
kilometraje
al Nunca Jamás
al Siempre
multiplicado en el
espejo
donde no estoy
por problemas de
espacio.
Porque aprendiste a
mirarme
como no siempre se
aprende
con esos ojos bellos
mudos y elocuentes
Para amparo de esta
memoria,
-desatada, sin
métrica ni retórica-.
Miel y desvelo
Así te describo
mientras revuelvo
mis canas
me ato los cordones
y apronto la yerba
estoicamente
y a
deshoras
Soy yo, nada más
que esta estatua de
sal
girando al sol
Y nada menos
que la culpable de
encontrar entre las huellas
ese detalle inédito y disperso
Permanezco
resistiendo
digna y frágil
al ultraje diario
consentido
por inercia,
costumbre y afines
El poder, sabrás,
sigue siendo deplorable
Y es asunto sólo suyo y
de sus poderdantes.
[...]
Siempre habrá una
montaña de fondo
si dibujo nuestra
casa
antes de partir
antes de volver
Siempre habrá
florcitas amarillas
más acá del
horizonte
Necesariamente.
"Mami" ©aNaNeGrA Quiroga
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