Lloré
cada vez
que la tierra
no quiso tragarme
y quedé vagando...
sumando soledades,
restando el vino
Pero abrías
un abrazo
en algún lugar,
un vuelo de paloma
enardecida,
un juego de besos en la arena
estremeciendo al mar
Y percibiste ese gusto
de melancolía y sal,
de deseo lejano, febril
y mariposas enredadas
más acá del fuego,
que intentó ser luz
y sólo eso
Cuando el sol se hunde tras tus pasos
en algún horizonte rojo
llamando a la noche
a que lo siga...
me dejo atrapar hasta el amanecer
para no ir adonde no
para no volver adonde nunca
Y así voy
desarmada en mi,
con tanto silencio
hecho alarido
Voy con mi cargo de rehén
que no cotiza por amar el mar,
devanando las horas,
con mi poca fe
Hasta encontrarte
y decirte que sos lo último
que esperaba encontrar
© Niño pasajero en barco (s/d)
4 comentarios:
Intenso. Muy bueno
Profundo y hermoso.
Muchas gracias, Darío!
Muchas gracias, Fernando!
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