Fidedignos y óseos
entre sombras
somos dos ciegos que se escriben en los muros
a sí mismos
antes de aprenderse de memoria
Nos dibujamos
porque el color sólo era
tinta de ladrillos y arbustos
con una luz pretérita de fuegos
que se agitan ahora mismo, al danzar
que nos silencian
Fuimos
coetáneos de la vida
infancias ancianitas
de un clamor apátrida
sin techo
Romantizamos el pan, para no morir
Y cerramos los ojos
ayer, ahora, cada vez que es mejor cerrarlos
No respires si nos cubre el agua
no te duermas
no pierdas la inocencia
ni la vida.
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