No habrá vértigo ni
dios de todas las siestas
para cobrarme este
vacío, que no me debo
Me deslizo entre los
cables,
más allá de la niebla
Mi madre me busca en
el agua, lejos del miedo
He tejido con mis
manos rotas
algo parecido a una
caricia
hay aves que giran en
el aire y ya no duelen
Es tan temprano
que
se ha hecho tarde, para volvernos leves.
La luz, es este pestañeo en tu hombro
que mis ojos niños
aprendieron hace tanto
cuando el tiempo ya lo
sabía todo
y una hormiguita bajaba por tu vidrio
por molestar, nomás.
Es verdad, lloverá
para que la tierra
huela a memorias
de lo que nunca fuimos
No hay comentarios:
Publicar un comentario