Cuándo,
dónde...
Nunca he sabido
agendar las esperas,
replegar los mapas
más acá de estas rutas
heladas
sin destino ni alimento que apacigüe
el espejo donde ya no te busco
Corrí
desabrigada
hasta entrar en calor
por un hueco de luz
donde ya no había aire para estas alas
y devinieron en papelas
evocando el vacío,
sacudiéndose el polvo
Y surgiste en un giro
en un momento del humo
donde aquella,
mi sombra grácil,
se ufanaba de tu ausencia,
de no precisar permisos ni muros
donde esparcirse desnuda,
definiéndose en la luz
anónima y sola
Y me abrigué en mis brazos
como siempre que partiste
apartando el miedo de un manotazo
antes de herirme con una caricia
donde hubo pulso
y tanto...
Porque ya la penumbra
estrujaba el pañuelo
buscando un pretexto para no llorar
y desangrarme en colores, después,
flotar en un canto de mi madre
hasta volver del blanco
Hasta volver, sin memoria ni tino...
en un altar encerrado
y ardiendo en tus ojos
Pero desperté y te llamé
callando todos mis olvidos...
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