No es por decir,
pero no voy
a desarmarme
en tu boca.
Está decidido.
No voy a gemir
malherida en un roce.
Quizás te mienta,
pero no lo haré.
No vas a saborear
mi herida fresca,
porque ya es de ayer
Y las palmas
partieron en dos
al viento
Y pasé de mí
y de tu triste alboroto
Soy mi propia huella
en la arena...
Caricia de ola,
gaviota a contramano
plácida y serena
Porque me limpié
de tu ausencia.
Y ya no seré
donde estés
agitando el aire.
No amerita el esfuerzo.
Soy esto que arde
siempre
frente al mar,
cercana y frágil,
desabrigada
y absurda...
despidiendo
el horizonte de tu frente,
al quitarte la medalla
del honor de algún otro
que ya no cede prendas
mirándome
a los ojos...
Ya estás fuera.
Sólo golpeo la puerta
desde adentro,
perdiendo el compás
para herirte los oídos
Y esos huecos
inanimados
que me siguen
cuando cierro las cortinas
al trasluz...
Para quedar a oscuras.
Y lejos.
Me relamo
obviando
el curioseo cobarde
en la estrechez
de tu calle.
"A veces, la luz" © aNaNeGrA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario