La esquina se llenó de humo
una
mujer bailaba frente al fuego
Mi
agonía muda
mi
agonía ignota
no
sabía esperarte
buscaba
un pañuelo
Hacía
ya, un tiempo
o
dos, o tres…
que
febrero licuaba los días
que
vos mirabas el aire
que
yo me vestía de blanco
para
abrazar el mar
Pero
volví
Volví
al encierro
cuando
la muerte tuvo miedo
al
verme pasar serena
suelta
de mí
evitando
los espejos
Y
desperté
lejos
de los muros
donde
añoré tu sombra
en
la más distante de las camas
con
mi soledad desnuda
y
un gorjeo de paloma
No
hubo tiempo de sentir
de
batirse a duelo
de
creer, de jugarse...
Sólo
pude recogerme el pelo
barrer
el patio
y
olvidarte.
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