pero el mar era el mar
(...)
Eligió ser
amar como nunca
ver con la luz de los ciegos nonatos
abrumar al mundo de los insensibles
de abrazos de ayer,
de roces esquivos
Porque el placer
se sintió en las cicatrices
y la luna muerta supo a sal
supo de nosotros
en un mismo vaivén
de bar y trasnoche
Pero desperté
caminando
por el barrio donde fuimos niños
Las veredas siguen rotas
y los árboles amarillos.
autofoto.
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