y me suelto
de esta alegoría de números primos
y soledad barroca
para que ya no te agites en mi cuello
y surtan efecto
todos las fórmulas del desconcierto
Si ya tus ojos
buscan
un surco
de sombras inacabadas
Tal vez fue un jueves de enero
o un viernes de abril
donde ardió la espuma
y te dejó heridas blancas
No lo sé
Ya lo he olvidado
Pero la niebla exhala
por los poros ateridos de sus cauces
Amanece
y te presiento bajo el puente
buscando un cielo a contraluz
temiendo un exceso de mi parte
Eso
que dolió al plegarse
tiene la exacta medida de un abrazo
hierático y vacío
si es que la penumbra cruje ensimismada
Porque siempre te amé a deshora
y sin abrigo
en una liturgia vana
en un vaivén de postigos anhelantes
Pero rasco la tierra
con mis huesos
Hubo tanto mineral
esta mañana
que ya no esperaremos el estío
Enhebro tus pupilas
con mis nudos
te decido en mí
hasta que ese mar de cuchillos
sean ola y olvido
Te hago un lugar en mi ventana
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