martes, 23 de junio de 2020

La dignidad y los testigos

Harta, voraz 
dolorida
Mareada de mar lejano
exprimo con los dedos rotos
una luna miserable
agotada de imposibles cabizbajos
que se atreven a desangelarme
en horas de la siesta

Ayer erré una vez más
Ayer tu nombre
anduvo en el aire de los otros
porque exhalé las letras
que no se soltaron hasta rozarte...
tan eternas, en un olvido solo
como todas las mujeres
que silenciaron un grito
para salvar lo más amado

Y aún así
siguen ardiendo en silencio...

Con la frente en alto
con el llanto 
de quien se siente avasallado
por la sobrevida
Casi tanto
como esa tremenda cosa...
La dignidad de los suicidas

Me defino anónima
me describo en el barro
a cambio de ser verdad
y clavarte los ojos
Pero callo
para que la luz surja, se expanda
como si no hubiera
testigos de su belleza

No, no busques tu panegírico
en mis letras

No sé si es una selfie o si Casi tocó algo

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