El agua bajó
Callada, lenta
dejando borra en mi piel
dejándome sola
expuesta
Ya la luz se recortaba
desnuda, entre jirones de sombra
hasta volverse oscura
y juntar sus manos
en una plegaria muda y desierta
Hubo que cubrirse los
ojos
inventar una jalea
para el pan
saber a eso antes del
hambre
relamerse amarillos, temblorosos
por si el río volviera
a subir