Los sicarios estrujaron el mantel
hasta dejar a las palabras
sin aire y sin memoria
En un lugar donde todo
pasa y nada sucede
una sombra se sale de sí misma
para llorar en el hombro del insomnio
que dibuja callado,
con sonido de lluvia
de mesa vacía,
vereda desierta
Hoy vago
soy crepúsculo, hembra del monte
que se encorva si el sol
se abre en un gemido, si la luna
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