Así era todo
donde nada sucedía
salvo el vacío
salvo lo eterno
La oscuridad de la brisa
era el refugio del tedio
de quienes sabían que lo ajeno
desconoce su nombre antes de saberse verbo
Morías una vez más en mis brazos lejanos
solo por ese hábito renato de mi estirpe
soberbia y marrón
que sabe mecer y murmurar despertares
Siempre creí que mi madre mentía
con tremenda inocencia
para enseñarme como volver
sabiendo ser ave
que se mira a sí misma
azul y desnuda
más acá de la luz
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