del condenado
te abismé los ojos
lenta y fría
desde esta memoria
que pretende irse
a vivir allí donde quién sabe
si hay que llevar abrigo
si se vuelve ileso
si se vuelve
Flotaba en las olas
mi flor desprendida
creída -y resignada-
de que un llanto
eterno
era su lecho y destino
Y se equivocó
-al decir de Serrat-
… Se equivocaba.
Yo crecía
dibujando corazones
efímeros, secretos
en la playa de tus paseos ancianos
Luego, conjugaba verbos prohibidos
adivinando en las paredes blanqueadas
alguna consigna
imborrable,
subversiva y latente...
Eso
ya me hacía sentir fuerte
Tal vez, protegida de un miedo
a no sé qué cosa
Yo crecía y me hacía gigante
cada vez que el viento me cubría de arena
y me obligaba a empezar de nuevo
a hundirme y taparme la nariz
a emerger limpia y liberada.
Tuve que extrañarte
-y admitirlo-
para poder secarme al sol
y no huir
descalza y con el vestido mojado
Necesité que tu viaje fuera en abril
para llegar a setiembre y saber
que el otoño se hizo bello
de tanto olvidarte y no.
Escandalizada
crujiendo en rojo
-las hojas suelen tener ese encanto
y yo no quise ser menos-
ante una caricia del sol
Sabía que a ese tren
le sobraría siempre un asiento libre
"Libre..."
Es esa palabra que no me deja
volver a casa con el caballo cansado
"Entrega" Foto: aNaNeGrA
2 comentarios:
Me encanta.
-Alfredo G-
Gracias, Alfredo!
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