Había que alterar el humo
los minutos
rodar las gotas por la hoja
mintiéndole a sus nervios
jurándole belleza
Porque se supo desprendida y frágil
porque se supo lejos
Y los teléfonos ya no son públicos
ni profanos
Ayer no sabía vivir, no sabía
Ella tenía mis ojos, mis manos
y se posaba en tu hombro
contundente y pluma
No, jamás te sopló mi nombre
el aire lo supo y se nos fue,
en un segundo
Pero hoy las esquinas nos cruzan, nos silencian
y este gemido, cruza en rojo
se estampa en tu muro
... por si te olvido.